vez a París, pero es al año siguiente cuando se establece en la capital francesa. Se relaciona con Pablo Picasso y Joan Miró y, con la ayuda de este último, se une al grupo surrealista que lidera el poeta André Breton.
En 1929 expone en la Galería Goemans y obtiene ya un gran éxito; las originales imágenes de sus cuadros, en las que los objetos se muestran con irritante precisión, parecen adentrarse en unas profundidades psíquicas anormales y revelar un inconsciente alucinatorio y cruel.
De particular relevancia en cuanto a la evolución de su obra resulta el viaje que realizó a Italia en 1937. tras el contacto directo con los clásicos, adquirió cierto gusto por los temas religiosos y por una técnica más academicista, que durante mucho tiempo seguiría aplicando, no obstante, a lo onírico y extraño.
Pueden destacarse, entre otros muchos ejemplos, lienzos como Madonna de Port Lligat(1950, Museo Minami, Tokio), Crucifixión (1954, Museo Metropolitano, Nueva York) y La última cena (1955, National Gallery, Washington). Al mismo tiempo, el pintor producía una enorme cantidad de objetos decorativos carentes de la fuerza transgresora de sus primeras obras surrealistas